Desean concesionar a empresas el mar, en otras palabras privatizar el mar

Luego de un acuerdo a puertas cerradas entre funcionarios públicos, senadores, operadores políticos de gobierno y de la oposición, salió en la Comisión de Hacienda del Senado el proyecto que modifica la Ley de Pesca y Acuicultura que privatiza el mar. De ser aprobado en los próximos días, se entregarán concesiones de acuicultura a las salmoneras nacionales y transnacionales por 25 años renovables, lo que constituirá la privatización encubierta del litoral chileno. Este proyecto transformará Bienes Nacionales de Uso Público, en propiedad privada de compañías acuícolas y banqueros.

Esto se sumará a la entrega de una línea de crédito estatal a las salmoneras por US$ 450 millones, la cual será administrada por los bancos y avalada en un 60% con dinero de toda la ciudadanía chilena.

El proyecto contemplaba clausulas de caducidad de las concesiones si las empresas cometían prácticas antisindicales y violaban los derechos fundamentales de los obreros, pero la presión de la industria y los bancos eliminó todo esto demostrando que las empresas tienen más peso que el estado.
Como en los centros de cultivo no hay sindicatos, estos obreros serán sometidos por grandes trasnacionales españolas, noruegas y japonesas, para las cuales no es relevante el estado de sus trabajadores y solo buscan explotarlos para aumentar sus ganancias.


Se ven claramente los vicios de origen e inconstitucionalidad tanto en el proceso como en el contenido de este excluyente proyecto de ley que hipoteca el futuro de las regiones costeras, mercantiliza Bienes Nacionales de Uso Público y precariza los derechos de los trabajadores, de las mujeres, de los pueblos originarios y de las comunidades costeras.

Esta medida solo favorece los intereses de los bancos acreedores de una industria ambientalmente destructiva y socialmente irresponsable que intenta socializar esta millonaria deuda privada mediante la apropiación de bienes públicos y la privatización de 1.700 km. de litoral de Chiloé, Aysén y Magallanes.

No dejemos que nos pasen a llevar ni el estado ni las empresas que mueven sus hilos, informemonos, organicémonos y luchemos para poder cambiar esta realidad.